El estar desempeñándome como facilitador en la educación superior desde hace aproximadamente 10 años, me ha permitido evidenciar la necesidad de un cambio en la estructura organizacional de los planes de estudios de las universidades, hay que buscar las maneras, formas, modos de hacerlo diferente a como se está haciendo actualmente que es la trasmisión del conocimiento que poseemos, que muchas veces es repetitivo en su contenidos, parcelados por áreas y que luego le resulta complejo al estudiante integrarlos. ¿Puede incidir esto en el desarrollo de competencias de los estudiantes?, ¿porque una vez que este recurso humano egreso no está acorde con las exigencias del campo laboral en un mundo globalizado como el actual?.. Por lo tanto pienso que la educación superior debe apuntarse hacia la formación y preparación de un estudiante eficiente y efectivo en un contexto cada vez más complejo, competitivo y cambiante.
Este nuevo marco propicia una educación que busca el desarrollo de competencias profesionales, y no la simple conjunción de habilidades, destrezas y conocimientos; es decir, una educación que garantice la comprensión de lo que se transmite, a través del saber, saber hacer y saber ser y estar. Seria, en definitiva, formar en un conjunto de competencias de acción profesional (Echeverria, 2003). Lo cual se relaciona a la propuesta de Delors (1996) en donde el proceso educativo debe representar “para el ser humano una construcción continua de sus conocimientos y aptitudes y de su facultad de juicio y de acción. Debe permitirle tomar conciencia de sí mismo y su entorno, y desempeñar su función social en el mundo del trabajo y en la vida pública”.
Entonces interpreto que lo se busca es un producto excelente de calidad que sería el profesional competente, capaz e integral y lo más importante es que sea requerido por la sociedad. ¿Sera en definitiva, necesario que los docentes o los facilitadores del proceso donde los protagonistas deberían ser los estudiantes cambiaran sus prácticas o la manera de cómo administrar la docencia?, para lo cual, también debería estar continuamente preparándose, formándose y capacitándose para de esa manera generar competencias que piensa desarrollar en sus estudiantes.
De igual forma según entiendo de las diferentes lecturas realizadas sobre el tema de competencia, que la formación de estas, es un proceso continuo, flexible, permanente que incide en el aprendizaje de cada persona, que esta capacidad es individual y que van a depender de los intereses y motivaciones de cada quien. Se trata de ensenar a gestionar el propio aprendizaje durante toda la vida, por tanto la educación tiene que ser permanente y continua, de forma que cuando finalice sus estudios tenga la posibilidad de poder decidir cuáles son sus objetivos y planificar su proyecto de vida, así como evaluar sus logros y progresos. Pero,… se da esto en nuestras universidades?
Surgiendo las interrogantes que constituye el problema de la investigación que pensamos desarrollar, ¿Cómo se gerencia de manera efectiva la educación superior por competencias? ¿Cuáles postulados tenemos que desarrollar para obtener un cambio en el sistema educativo de acuerdo a las exigencias de un mundo global, dinámico y exigente?, ¿Qué hacer?, ¿crear?, ¿emprender?, ¿postular?, ¿Qué tenemos que hacer para contribuir al cambio?